1. Volviendo a casa


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Llueve. Me gusta conducir, pero estoy un poco asustada, mi limpiaparabrisas no da abasto. El cielo está gris, casi negro. Aún me quedan doscientos kilómetros para llegar a casa. Mi casa, sonrío pensándolo, allí me esperan mi marido y mis tres pequeños. Pienso en mi trabajo, está bien pagado, pero siempre pienso si compensa la distancia, si merece la pena perderme tantos ratos familiares. Llueve con fuerza. Se enciende la luz de la reserva, cómo lo odio. Odio las gasolineras con autoservicio. Espero que la próxima no sea así. Hoy será especialmente desagradable tener que servirme yo misma la gasolina, lloviendo, con viento. Un cartel me anuncia que la próxima gasolinera está a cinco kilómetros, solo gasolinera, sin restaurante, ni hotel, ni nada. Doy el intermitente, llueve con rabia, enseguida llego a la gasolinera, odio estas gasolineras, son carteles que conducen a engaño, parece que van a estar a pie de autovía, pero me veo obligada a entrar casi a un pueblo, es una pequeña gasolinera, espero que al menos no sea autoservicio. Coloco el coche al lado del surtido del gasoil, y bajo, soy cuidadosa, cojo las llaves y el bolso... una ha oído tantas historias de gasolineras. Enseguida sale un chico vestido con un mono de CAMPSA, vaya, esto es suerte, no tendré que servirme yo. Se acerca y me dice "buenas noches", le respondo con un sin sentido "llenoporfavor" Y me dirijo a la tienda de la gasolinera, miro desde dentro al empleado... y me viene a la cabeza el símil de la ...
    ... manguera y el depósito. No puedo estar pensando eso. Soy una mujer casada, mis hijos, mi marido. Veo como cierra el tapón del depósito y viene hacia a la tienda, he cogido unos chicles y algunas chuches para llevar a mis niños. Les hace ilusión, son cuarentaytantos euros de gasoil y otros tres o cuatro de chuches. No me fijo en el importe exacto. Le entrego la tarjeta y el DNI. Mira el DNI con detenimiento. Pasa la tarjeta y no funciona. -lo siento, Esther- me llama por mi nombre- no pasa tu tarjeta No puede ser, pienso, pagué la comida de este mediodía y pasó correctamente. Vuelve a intentarlo. -nada, Esther, que no pasa. Me agobio, no llevo dinero en efectivo. No quería oír lo que estaba oyendo. Sin ni siquiera mirarme, echó el cierre de la tienda, yo estaba dentro... atrapada? La temperatura era agradable, fuera hacía frío, pero allí se estaba realmente bien. Apago las luces y quedaron únicamente encendidas las de emergencias. La sensación que yo tenía era... miedo, placer, intriga, pánico, todo mezclado. Sin mediar palabra se acercó a mí y empezó a desnudarme. No pude decir nada, porque no me sentí ultrajada, desde el primer botón... fue besándome, delicado, dulce, acariciando... no podía indignarme con aquel empleado... me daba lo que deseaba.. mmmm el símil, manguera... depósito. Me entregué a él de inmediato. Su lengua se apropió de mi boca y lamía mi paladar, mis muelas, mordisqueaba mi lengua... y la humedad de nuestras bocas por arte de magia se trasladó a mi sexo... sentí ...
«12»