Intercambiando a Miriam - Relatos Eróticos

Intercambiando a Miriam

Esa tarde Anita me avisó que iría a visitar a una de sus tías, quien además de ser una persona bastante mayor, andaba con algunos problemas de salud, según la opinión de mi mujercita.No le creí nada de lo que me contaba, ya que esa señora estaba en mejores condiciones que nadie. Me imaginé que esa noche mi infiel Ana tendría planes para encamarse con algún tipo. Mis temores se confirmaron cuando, antes de salir, me dijo que la salud de la anciana había empeorado y entonces ella pasaría la noche cuidando a “su querida tía”…Ana se despidió con un beso efusivo; casi culpable y salió de casa moviendo su hermoso culo envuelto en unas calzas deportivas que le marcaban bien esa tremenda raja. Envidié a ese tipo que se la iba a coger esa noche…Decidí que no me iba a matar a pajas esa noche; pensando quién se estaría garchando a mi esposa. Entonces se me ocurrió llamar a la perra de Miriam, para ver si estaba disponible.Escuché su cristalina risa apenas atendió el teléfono.“Ya salió tu mujercita?? Hoy le toca con el profesor de tenis…”Estas dos turras casi ni se veían, pero siempre sabían perfectamente en qué andaba cada una; mejor dicho; a quién se cogía cada una…Miriam me dijo que ya estaba lista para salir y que además ignoraba el paradero de su propio marido; así que me pidió que me apurara antes de que ese tipo regresara a su casa…La encontré en un bar a un par de cuadras de su casa, como siempre, con el maquillaje impecable y vestida como una verdadera perra. Ninguno de los ...

... hombres en ese bar podían quitarle la mirada de encima. Mi propia verga comenzó a cosquillear apenas la vi sentada allí.“Esta noche vamos a ir a un club swinger…”Me dijo apenas la besé y me senté junto a ella…Me explicó que su marido la celaba bastante, pero cuando estaban juntos a ambos les gustaba intercambiar de pareja.“Tenemos un matrimonio abierto… tan abierto como mi culo…”Sonrió al decírmelo y se quedó mirándome con sus ojos negros, esperando mi reacción…“Te quedaste callado…” Susurró relamiéndose los labios rojos…“Bueno, estoy gratamente sorprendido…” Atiné a responderle, mientras mi verga comenzaba a abultar mis pantalones…La idea de ir a un club de intercambio rondaba por mi cabeza desde hacía años; pero jamás imaginé que lo haría con otra mujer que no fuera mi propia esposa…Miriam apuró su café y me dijo que ya estaba lista.Al llegar a la puerta del club, nos atendió una sensual mujer madura impecablemente vestida en ajustado terciopelo negro.Mi verga terminó de endurecerse cuando esa otra hembra me acercó su mejilla para intercambiar un beso…Luego nos condujo a la recepción, mientras ella y Miriam conversaban animadamente, moviendo sus caderas delante de mí.Entramos al salón principal, donde varias parejas conversaban.Nos acercamos a la barra y pedimos nuestros tragos. Nuestra anfitriona nos dejó allí y se dirigió a hablar con otras parejas. Pude ver que varios hombres le acariciaban el culo sin disimulo a través de ese vestido de terciopelo negro.Decidí que esa noche ...