A las ordenes de mí mujer
Fecha: 06/07/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... a Isabel, lo decidí(se perfectamente que se trataba de una necesidad inconsciente de equilibrar lo vivido con mi mujer)y lo hice. El sabado siguiente como suele hacer Isabel al llegar a casa a las diez de la mañana y colgar su abrigo, me dí cuenta de que no iba como siempre(es decir vestida de pantalón y con el mandilón puesto), no, inauditamente se encontraba únicamente con el mandilón. Era extraño, no entendía porqué. Lo cierto es que me preparó el desayuno y me lo sirvió en el salón(Esther no estaba en ese momento), en el que yo estaba leyendo la prensa del día. Cuando había tomado la mitad, aproximadamente, entró con los trapos de limpieza y el quita-polvo junto con la pequeña escalera que permite acceder al techo para limiparlo. Estaba rara, no porque la expresión de su cara fuese distinta, que no lo estaba, sino por que actuaba más desenvuelta, como sabiendo que tenía el mando de la situación, o al menos eso fue lo que noté. Ciertamente(déspues sabrán porqué)desenvuelta y agil en lo que estaba haciendo, se puso en un lugar estratégico que me permitía verla aunque debía volver algo la cabeza para ello. Acto seguido se subió a la escalera, al peldaño sexto, al más alto, y comenzó a limpiar(todo esto los dos en silencio en un ambiente que comenzaba a notar ya algo cortante)y de pronto oigo un ruido como de algo que se cae y vuelvo a oir y es Isabel que dice: ¡vaya! se me ha caido el quita-polvo. Inmediatamente me levanto y lo recojo, y al elevar la cabeza dí de bruces ...
... con unas pierna deliciosas que van ascendiendo hasta acabar en un amelocotonado culo en el que ambos gluteo se encuentran unidos "pretamente", con la fuerza que da la juventud de la carne nueva. Ella, miró sonriendo hacia mí viendo que yo la estaba mirando;le estaba mirando el culo por debajo del mandilón y era un bello culo que no llevaba bragas. Ese momento en el que las miradas se cruzan(en esa posición que ella tenía y en la que tenía yo)nos dijimos que sí, que ibamos a follar seguramente. Me estaba diciendo con la mirada y con su sonrisa porqué no llevaba las bragas puestas. No lo pensé más y me atreví a introducir mí mano, pero no muy alto, sino algo por encima de la rodilla y allí la dejé posada;noté que se ponía un poquitín, no nerviosa, pero sí impaciente. Era el momento exacto para continuar o desistir, y actué, conocía perfectamente a las mujeres ;había estado con muchas en mí juventud y ahora era yo el que era el mayor y la joven ella. Sabía que la iba a hacer gozar, pero por experiencia también sabía que debía hacerlo despacio, lentamente y sin que el celo del momento hiciera que perdiera el control de la partida que ivamos a comenzar. Inmediatamente introduje la otra mano a la misma altura que tenía la derecha y con las dos al mismo paso le subí el mandilón para arriba al tiempo que introducía mi lengua por la raja de su culo separándole ambos gluteos. Mi lengua, lentamente, iba saboreando cada centimetro de su piel y apretó cuando llegó al orificio deseado;un ...