Estefanía y sus tíos
Fecha: 31/08/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos
Estefanía, una joven rubia de 19 años, alta, de ojos azules y con un cuerpo de escándalo, a las ocho de la mañana, iba haciendo footing por su urbanización con un chándal rojo con rayas blancas, apretado al cuerpo, acompañada de su tía Matilda, una mujer morena de 38 años, de ojos negros, cuerpo estilizado y que vestía un chándal verde. La tía, cuando iba a su lado no paraba de mirar el movimiento de las tetas de Estefanía subiendo y bajando, y cuando iba detrás de ella le miraba para el culo, un culo grande y respingón. Matilda se excitaba mirando para los encantos de la sobrina, y por mirar para donde no debía metió un pie en un hueco y torció un tobillo. Estefanía llamó por el móvil a una ambulancia. Matilda fue llevada al hospital y Estefanía volvió al chalé. Serafín, el tío de Estefanía, un cuarentón, canoso y atractivo, que estaba en bata de casa, al ver entrar en la cocina a su sobrina, le preguntó: -¿Y tu tía? -En el hospital. Se torció un tobillo. Me voy a dar una ducha que estoy sudada. -Así, con el coñito sudado enamorarías al mismísimo diablo. -Sí que te importa tu mujer, sí. -En este momento eres tú el centro de mi universo. -Esto me empieza a oler mal, y no soy yo. Serafín le cogió las manos y besó dulcemente las muñecas de Estefanía. -¿Qué haces? La besó alrededor de los ojos, en la punta de la nariz, en las mejillas, en la comisura de los labios, en el cuello, en el borde de la mandíbula, en los lóbulos de las orejas, se los mordisqueó. La besó en los ...
labios. -Déjame ya, hombre, déjame ya que me estás poniendo mala y acabaré haciendo lo que no debo. Serafín le metió la mano dentro del chándal. El coño de Estefanía estaba mojado de sudor y de jugo. -Debe estar delicioso ese coñito. Saladito por el sudor... Estefanía hizo que se callase metiendo la punta de la lengua en la boca de su tío. Se encontraron las lenguas. Se besaron con pasión. Luego, Estefanía le dijo a su tío: -Me gustaría hacerlo en vuestra habitación. -¿Y eso a qué se debe? -Morbo. Más de una vez sentí gemir y jadear a la tía mientras se corría. Ahora quiero ser yo quien se corra contigo en esa cama. -¿Qué hacías al sentir sus gemidos y sus jadeos? -¿Tú que crees? -¿Una paja? -A veces dos o tres. Cogidos de la mano fueron para la habitación de Serafín y de Matilda. En la habitación, Estefanía se quitó los calcetines, las zapatillas de deporte y la parte superior del chándal. Serafín, se quitó la bata y quedó en pelotas, Tenía una buena verga, y la tenía tiesa. Por detrás, cogiéndole las tetas a Estefanía, con su verga metida entre sus piernas abiertas, y rozando los labios del coño mojado, Serafín la besó en la parte posterior del cuello, y en los lados, volvió a besar y morder los lóbulos de las orejas. Se volvieron a besar con lengua. Serafín echó a Estefanía boca abajo en la cama. Jugó con su verga en la entrada del coño, que se abría y se cerraba invitándola a entrar... Besó su nuca, luego bajó besando y lamiendo su espalda hasta llegar al culo. Le quitó el ...