En el baño de la oficina
Fecha: 05/11/2017,
Categorías:
Sexo Duro
Sexo con Maduras
Tabú
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
En los últimos dos meses había estado provocando a un nuevo compañero de oficina; se llamaba Roberto y parecía estar muy metido con su novia y casi ni me registraba.Yo trataba de llamar su atención todo el tiempo, pero ese chico nunca se daba por aludido. Aunque yo no me iba a quedar con las ganas de echarme un polvo con él…El día que más me calentó fue cuando llegó a trabajar vestido con una camisa blanca entallada, en la que se pintaban sus tetillas y sus musculosos brazos, producto de muchas horas de gimnasio. Esa mañana me humedecí al verlo…No podía dejar de mirarlo, creo que no disimulé y él se dio cuenta de ello.En un momento de la mañana entró a mi oficina para dejarme unos papeles y entonces terminé de mojarme. Apenas él se retiró, me levanté de mi escritorio y me dirigí al baño de damas. Me senté en el inodoro; levanté mi vestido negro y me quité la tanga, comprobando efectivamente que estaba tan empapada que mis jugos ya se deslizaban entre mis muslos.Bajé mi mano derecha y comencé a acariciar mis labios vaginales, llegando hasta el clítoris, imaginando que la lengua de Roberto era la que lamía mi concha bien humedecida…Por unos minutos cerré los ojos y me entregué a la sensación de placer, imaginando que ese macho me poseía, mientras reprimía algunos gemidos para que no me oyera alguna de mis colegas.Pero con eso no me alcanzaba… Me metí cuatro dedos bien adentro, imaginando que la verga de Roberto sería de ese grosor y me masturbé frenéticamente, tratando de no ...
... hacer ruido. Me retorcí de placer allí sentada y finalmente abrí mi boca sin exhalar ni siquiera un suspiro, mientras un explosivo orgasmo se apoderaba de todo mi cuerpo.Saqué los dedos de mi interior y comprobé que chorreaban empapados con mis flujos.Después del éxtasis y poco a poco recuperando el ritmo de mi respiración me levanté, decidiendo no volver a ponerme la tanga, para no mancharla más de lo que ya estaba. Me miré en el espejo. Mis mejillas estaban coloradas y mi frente perlada en sudor.Para darle un toque morboso, elegí no lavarme las manos. El leve aroma de mi sexo quedó impregnado en ellas. Al salir del baño estrujé mi tanga dentro de mi mano u justo en ese momento me crucé con Roberto. Puse mis dedos frente a su nariz.El tipo se sorprendió con mi gesto; pero alcanzó a oler mi esencia y cerró los ojos.Entonces lo tomé de la mano y lo arrastré al baño, cerrando la puerta detrás de nosotros. Lo empujé contra una pared y le espeté a la cara:“Desde hace rato me masturbo pensando en vos…cuando te vas a decidir…?”Roberto me miró a los ojos como si no entendiera y de repente soltó una carcajada.Lo desafié y con una voz muy sensual y pasando mi lengua por los labios, le dije:“Te espero allí adentro”. Avancé hacia una de las cabinas, lanzándole mi tanga a su cara y levantando mi pollera hasta la cintura, para mostrarle mis nalgas desnudas…Roberto no perdió ni un solo segundo. Cuando entró, yo lo esperaba sentada con las piernas abiertas, mostrándole sin ningún pudor mi ...