La sangría
Fecha: 23/06/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Dogiju, Fuente: CuentoRelatos
Una noche lluviosa, una visita, una cena, una "sangría" bien cargadita y zas!, sin buscarlo, nos encontramos mi mujer, nuestra amiga y yo en una situación totalmente sorprendente para los tres. Me explico. Tenemos desde hace más de veinte años unos amigos, un matrimonio con los cuáles nos une una gran amistad, veraneo juntos, cenas y comidas juntos, comuniones de los niños y todo lo que comporta una buena amistad, sin haber cruzado jamás ningún límite que pusiera en peligro nuestra lealtad como amigos, siempre con total respeto mutuo. Por eso, el día que nos sucedió esta historia, nos quedamos tan sorprendidos y pasmados los tres protagonistas que prometimos no decir nada a nadie ni siquiera al marido de nuestra amiga, persona con muchos principios, ya que el culpable de toda aquella situación, que se nos fue de las manos fue el haber ingerido demasiada "sangría". Era un día de otoño, siempre lo recordaré, fresco, lluvioso, y mi mujer y yo fuimos invitados a cenar en casa de nuestros amigos, ya que ella, Mari, se encontraba sola en casa, su marido estaba en Madrid en un cursillo de trabajo durante toda la semana y no volvía hasta dentro de tres días, por lo que nuestra querida amiga, para no estar sola, pues sus hijos se habían ido también a pasar el fin de semana fuera, decidió invitarnos a cenar como había hecho decenas de veces al igual que nosotros, a lo que accedimos gustosamente para hacerle compañía y pasar un rato agradable. Bueno, pues llegamos a su casa y como era ...
... costumbre en esas ocasiones, mientras ellas dos se contaban sus chismes en la cocina preparando la cena y la sangría que más tarde nos iba a traicionar placenteramente, yo sentado en el cómodo sofá del salón-comedor aproveché para tomarme un par de cervezas al tiempo que observaba como en el exterior el agua de la lluvia se deslizaba en cascada por los cristales de las ventanas. Todo transcurrió normalmente, como siempre, cenamos, hablamos, reímos y bebimos... pero los vapores etílicos de la sangría poco a poco iban haciendo mella en las dos mujeres que no estaban muy acostumbradas a tomar alcohol, de manera que de una conversación trivial, con los típicos comentarios sobre los hijos, el colegio y el trabajo, se pasó gradualmente a un tono más subido, y entre risas nerviosas las dos amigas comenzaron a hacer bromas de cómo follaban sus maridos, de qué y cómo les gustaba a ellas que se lo hicieran... Así de directo. Me quedé pasmado ante aquella actitud que nunca se había dado en ellas, y aquello me hizo comenzar a ver que la situación, si seguía así, iba a tomar un cariz muy distinto al acostumbrado en nuestras reuniones, y francamente, como soy un poco retorcido, mi mente comenzó a trabajar así que aprovechando la ausencia del marido de nuestra anfitriona, en vez de desviar la conversación hacia terrenos más cotidianos, dejé salir mi lado más morboso para intervenir en la conversación, provocándolas y encendiéndolas más todavía con frases muy calientes, a ver hasta donde eran ...