1. Jueguitos sexuales


    Fecha: 18/06/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... remera del rojo de Avellaneda, la intensidad y el placer nos condujo a la cama, donde nos dejamos caer para seguir besándonos. Su aliento fresco y el sabor de su lengua adolescente me hacían vibrar y mojarme como nadie lo había logrado. Pero de pronto el sueño nos privaba de pensar en cogernos como nuestros cuerpos lo merecían. No teníamos fuerzas para más. Así que nos dormimos en cuanto nos acurrucamos bajo la sábana, yo detrás de ella como en cucharita, y las dos en bombacha, aunque yo me la tuve que cambiar porque la excitación por poco me la evaporaba. Era imposible controlar que mis manos no se apoderen de sus pezones chiquitos! A la mañana, en cuanto el sol nos desveló altivo y elegante como siempre en mi ventana, ella se levantó para apagar el despertador del celu que había quedado en la cocina. Yo no pude limitarme más. Cuando llegó a la cama con la idea de vestirse le dije: ¡quiero chuparte la conchita pendeja! Ella actuó con naturalidad mientras yo temblaba. Se sacó la bombachita celeste, y se acostó en forma vertical en la cama, abriendo las piernas, con carita de haceme lo que quieras, respirando suave y con las manos en sus pechos. Me abalancé sobre ella, le lamí el ombligo, subí a sus lolas para chuparle los dedos y los pezones mientras frotaba mi vulva en sus rodillas, bajé luego para besarle esas piernas atletas, duras y depiladas, y cuando el olor de su sexo invadió mi oxígeno le di rienda suelta a mi lengua y a mis besos para que se llenen de todo lo que su ...
    ... conchita divina vertía. Se la chupé, penetré con mi lengua y dedos, se la mordí con entusiasmo, conocí el sabor y los latidos de su clítoris floreciente y lo conviné con la electricidad de sus besos una vez que me acabó en la boca. Vi en sus ojos el goce de una hembra decidida a más, sin miedos ni tabúes. Quería disfrutarla más, y que ella también pueda probarme. Pero tenía que ir a trabajar, y ella al colegio, ya que estaba terminando el secu. Fui toda mojada a mi puesto de ventas, y mi celular estallaba de mensajes calientes entre nosotras. Ese mismo día a la noche nos pusimos de novias. A la semana se vino a vivir conmigo, y el primer año la relación fue un éxito. Todos los domingos y algunos miércoles yo era su ídola agitando la bandera del club en el que jugaba, y ella me dedicaba sus goles más bonitos. El resto de los días, yo laburaba y ella iba al cole, entrenaba en el club, agarraba alguna changuita cuidando niños y visitaba a su familia. Ella me impulsó a ir al gimnasio, terminar el secundario, entablar lazos con mis viejas amistades, algunos de los cuales me discriminaron, y a dejar el cigarrillo. Pero también me llenó de fantasías. Siempre me sorpendía con sus jueguitos sexuales. Una vez llegué a casa, y ella estaba disfrazada de policía. Apenas crucé la puerta me amarró con fuerza, y mientras me palpaba por todos lados, me olía y me desnudaba decía con autoridad: ¡haber si tenés olor a otra guacha, espero que no… porque sino te voy a tener que arrestar! En cuanto ...
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