Me follaron en el gimnasio
Fecha: 06/06/2019,
Categorías:
Infidelidad
Sexo en Grupo
Autor: Torcaza, Fuente: CuentoRelatos
... yo nunca me apuntaba por vergüenza más que nada, ya que como he dicho, a esas horas apenas quedaba gente en el gimnasio y no me parecía muy apropiado meterme en la sauna medio desnuda con aquellos dos jóvenes amigos de mi hijo. Ese día fue diferente, me encontraba bastante cansada y ya tenía la confianza suficiente con aquellos muchachos como tenerles por unos amigos míos y no solo "los amigos de mi hijo", pensé que me vendría bien la sesión de sauna y me metí con ellos en la sala. Yo iba con un albornoz y Héctor y Manuel tapados por una toalla, lo cual resaltaba sus estupendos cuerpos sobre todo sus sudorosos torsos bien marcados, en la sauna había dos jóvenes más que se fueron casi al momento de entrar nosotros, así que al cerrar la puerta me quede sola con Héctor y Manuel, en la puerta había una ventana pequeña desde la que podía ver la sala de musculación en la cual estaban mi esposo y mi hijo. Llevábamos 5 minutos charlando en la sauna cuando pude ver como en la toalla de Héctor se marcaba un buen bulto, yo me sonroje y no le di importancia, a mi edad ya no me asustaba de aquellas cosas pero no tarde en darme cuenta de que mientras hablábamos, aquel bulto seguía creciendo y Héctor no dejaba de mirarme el canalillo, entonces me di cuenta de que el albornoz estaba mucho más abierto de lo que yo pensaba y mis tetas habían quedado parcialmente descubiertas y la raja del albornoz me llegaba al ombligo, no sé porque lo hice, pero decidí no taparme y hacer como si siguiera sin ...
... darme cuenta, supongo que me sentí halagada de que aquel enorme bulto en la toalla de Héctor fuera provocado por mis tetas. Pero la situación se me fue de las manos, Héctor debió darse cuenta de que yo no hacía nada por taparme así que se levantó y con toda la cara del mundo dijo. —Bueno Sheila, supongo que ya tenemos confianza suficiente y no te importara que tomemos la sauna como cuando estamos Manuel y yo solos. Inocentemente y sin saber muy bien a que se refería, les dije que sí, ante mi sorpresa tanto Héctor como Manuel se quitaron las toallas de la cintura y las dejaron a un lado, luego se sentaron otra vez en los bancos completamente desnudos. Yo me quede alucinada, me puse roja como un tomate y no dije nada, es más, ni siquiera pude bajar la vista porque aquellas dos pollas que tenía ante mis ojos me dejaron anonadada. Si bien ya había comentado que aquellos dos chicos tenían un aspecto estupendo, unos cuerpos bien moldeados y además eran bastante guapotes, no podía imaginar que aun guardaban más "virtudes" bajo la ropa, porque aquellas pollas sin duda lo eran. La de Héctor debía medir sus 20 centímetros y aunque la de Manuel era bastante mucho más normalita en cuanto a longitud, lo sorprendente era que parecía un salchichón de lo gorda que era. Debí de mirarlas demasiado porque aquello fue como una invitación para los muchachos que no dudaron en levantarse y decirme —Sheila, si quieres también puedes probarlas. Aquellas palabras me sacaron de mi ensimismamiento, me ...