1. Celebraciones familiares 2: El cumpleaños


    Fecha: 31/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... religioso. Las rodillas se le doblaron y hubo de agarrarse a la escalera para no caer. Comencé un lento mete-saca y no tardó en empezar a jadear como una perrita al tiempo que secaba en círculos la ventana. Decidí acelerar, aumentar también la profundidad. Vi una gota de líquido transparente deslizarse entre sus muslos. Apenas hicieron falta dos minutos para que el orgasmo la sacudiera. No hay nada como la juventud y Carla debía estar en plena efervescencia. Tuve que sujetarla en brazos para que no cayera al suelo. ― Tranquila... ―le dije al oído dejando que se fuera escurriendo hasta quedar sentada en el suelo. Aproveché esos instantes de aturdimiento para bajarme la cremallera del pantalón. ― Limpias muy bien Carla, ahora limpia esto. Obviamente mi refería a los catorce o quince centímetros de polla que saltaron a través de la abertura de mi pantalón. No tuve que insistir, Carla la agarró y sacudiéndola horizontalmente me miró un instante tratando de recuperar el aliento, y después, con gran ardor pasó la lengua desde la base a la punta. Con ternura se metió la punta del obús en la boca. Dio unas cuantas mamadas arriba y abajo mirándome a los ojos. Después me lamió los huevos, para volver a mamar tras una fugaz sonrisa. Nunca me habría imaginado que Carla, una chica aplicada y con buenas notas, tuviese tiempo o interés en habilidades propias de mujeres adultas. A sus 18 años la chica era toda una especialista. Evidentemente a la muchacha le hacía gracia mi cara de ...
    ... sorpresa. ― ¿Dónde has aprendido a chuparla así? ¿Quién…? ― Mi profe ―sonrió. ― ¡Se la chupas a tu profesor! ― Es un profesor privado de Alemán ―Carla no pudo aguantarse la risa― Viene a casa los martes. Papá le paga 12 euros la hora. ― ¡Y tú le das un buen repaso! ¡Qué cabrón! ―exclamé. Tan pronto pasaba su pequeña y puntiaguda lengua arriba y abajo por ambos lados de mi rabo, como se absorbía con cuidado cada uno de mis huevos sin dejar de menearme la polla con su mano derecha. Una nueva sonrisa antes de volver a mamar haciendo mi porra chocar contra su mejilla, que se combaba hacia afuera por la presión. Otra nueva sonrisa mordiendo suavemente con sus dientes perfectos mi inflamadísimo glande, y vuelta a mamar con ganas al tiempo que me masajea los huevos. Quién lo hubiera dicho, con lo estirada y repelente que parecía. ― ¿Te gusta...? ¿Está rica mi polla...? ―le pregunté. Carla me miró y respondió de forma afirmativa con la cabeza. Tenía la polla para reventar y entonces sacó la lengua y me pajeo con brío con la boca abierta como un pajarillo esperando alimento. ―Todavía no, guapa. Sigue, sigue, que lo haces muy bien. ―le dije de inmediato. Al mamar arriba y abajo a la pobre muchacha se le iban todos los pelos a la cara, y el instinto me pudo. Agarré su lisa y morena melena y la penetré oralmente de forma autoritaria sin dejarla tomar aire durante unos segundos. Agradecida, Carla me regaló todo tipo de lametones, besitos y mordisquitos en el amoratado capullo. Entonces me incliné ...
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