Mi marido jamás lo supo
Fecha: 18/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos
... los labios al sentir como me iba penetrando, agarré con fuerza el sofá cerrando el puño; esperé quieta, sintiendo ese monstruo dentro de mi abriéndome. -Quizás no deberíamos seguir.- dijo en ese instante. Estuve tentada a contestar, sin embargo empecé a mover lentamente las caderas, al principio tuve miedo de que me desgarrara. Él me entendió rápidamente, posó una mano en mi cadera y la otra a mi entrepierna. Cerré los ojos mientras las yemas mojadas de sus dedos acariciaban mi clítoris y su boca lamía mis pezones. De nuevo una sensación agradable invadía mi cuerpo, poco a poco los movimientos de mi cadera se hicieron más rápidos hasta acabar con mis nalgas golpeando brutalmente sus muslos. En silencio, sentí mi cuerpo explotar en un primer orgasmo, pero el placer no cesaba en cada embestida, ambos acabamos jadeando como animales. Como si despertara de un sueño, Simón me detuvo, se giró y me dejó caer suavemente extendida sobre el sofá, yo estaba mojada y deseosa de sentirlo de nuevo, mirarle la polla dura seguía dándome miedo, pero en esta ocasión abrí mis piernas para que no se demorara. Me sentía ansiosa por volver a sentirla dentro; mi respiración se agitó; volví a notar como mi coño se abría de par en par; su glande rozaba por completo mi vagina dándome un placer tan intenso ...
... que hasta ese día desconocía. Volví a gemir como loca con sus embestidas. Perdí la vergüenza por completo y esta vez fui yo la estrujé con violencia mis pechos y movía sin descanso mi clítoris. Un instante inolvidable que me llevó por segunda vez el éxtasis más increíble que pudiera imaginar, al poco tiempo sacó su polla de mí; yo no quería, le hubiera dejado correrse dentro de mí, incluso lo deseaba en ese instante, pero él conservaba más el juicio. Apuntó a mi cuerpo y descargó sobre mí, era excitante ver como su cuerpo temblaba y su polla llenaba mis pechos de semen. Aun así quise más, me erguí del sofá, volví a meter su polla en mi boca y saboreé las últimas gotas de semen de su glande mientras el resto se escurría por mi piel hacia abajo. Si tan si quiera limpiarme me puse el abrigo que estaba en el suelo y me fui hacia la puerta. -Espero que ahora me perdones tú a mí, adiós Simón.- dije entre la excitación y emoción del momento. -Solo es un hasta luego, me alegro de haberte conocido, Majo.- Respondió. Después de aquello me fui y no volví a verlo. Aún recuerdo el dolor que sentí el día que me llamó Marta para decirme que Simón había muerto. No se lo dije jamás a mi marido, no sé si debí hacerlo o no, si estuvo bien o mal, pero dentro de mí nunca me arrepentí de haberlo hecho.