PRIMEROS AUXILIOS
Fecha: 17/05/2019,
Categorías:
Sexo oral
Autor: lib99, Fuente: RelatosEróticos
... forzando el gesto de impasibilidad, habló, posiblemente para apartar su atención de lo que ocurría en sus genitales. –No sé cómo ha podido ocurrir. Lo hemos hecho muchas veces y nunca nos había pasado. Es un caso entre un millón… Calló de golpe, dando un respigo a causa de un movimiento excesivamente brusco de la enfermera. –No tan fuerte, por favor –pidió tras el quejido–. –¡Oh, perdón! –Se disculpó Patricia secando con el dorso de la mano el sudor que le empapaba la frente–. Decidió entonces centrarse en la lengua de la chica, intentando soltar elpiercing que la atravesaba del que perforaba el frenillo del pene. –¡Ay! No tan fuedte, pod favod –se quejó ahora ella–. Patricia inspiró profundamente, lanzó una fugaz mirada de reojo a Rafa –cuyo gesto serio e impasible contrastaba con el brillo divertido y malicioso de su mirada–, y recolocó sus dedos sobre lengua y pene con cuidadosa precisión, como si se dispusiera a realizar una operación quirúrgica de alto riesgo. La sanitaria volvió a manipular la polla, con suma suavidad, intentando no tirar en exceso. Demasiada suavidad. Los movimientos de la mano hacían avanzar y retroceder la piel del prepucio sobre el glande, lo cual derivó, inevitablemente, en una involuntaria erección. La enfermera, sin saber muy bien cómo reaccionar, sintió como el miembro se alargaba y engordaba en su mano; como las venas crecían bajo la piel, palpitando con fuerza creciente al bombear la sangre que incrementaba su velocidad; y como el prepucio ...
... retrocedía descubriendo el hinchado y enrojecido glande que mostraba una primera gota de líquido preseminal emergiendo de la uretra. El sonrojo que se apoderó del rostro del hombre, quien con cara de angustia no sabía hacia dónde mirar –aunque sí evitó con determinación la mirada de su novia–, era comparable al que encendía la cara de Patricia, cuya mente fantaseaba vertiginosa sobre los mil y un lugares donde preferiría estar en lugar de en aquella caldeada habitación. ¿Por qué no me mordería la lengua?, pensó al recordar su empeño en protagonizar aquella horrible situación. Ello un instante antes de descubrir que aún podía empeorar, cuando su no pretendido masaje genital provocó una involuntaria pero potente eyaculación en el muchacho. El semen salió disparado, inundando la boca de la chica y pringando las manos de Patricia, quien no terminaba de creerse lo que le estaba ocurriendo. ¡Gracias a dios por los guantes!, fue el único pensamiento coherente que acertó a elaborar su cabeza. –Lo… lo siento… –se disculpó el hombre cuando recuperó el resuello–. Quizás el recuerdo de todo aquello no habría resultado tan desagradable si la chica, nerviosa y mareada, no hubiese reaccionado al chorro de semen en su boca vomitándole a Patricia encima. *** Rafa y Patricia abandonaron el piso cuarenta y tres minutos después de haber entrado en él. Ambos bajaron en el ascensor, salieron del portal y caminaron hasta la ambulancia sin decir una palabra. Patricia porque se encontraba demasiado ...