Apostando a mamá en un partido de póker
Fecha: 11/05/2019,
Categorías:
Incesto
Sexo en Grupo
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... de semen. Mamá gritó y gimió. Agarré sus tetas, le dije las frases más sucias que me vinieron a la mente. La penetré con violencia, y eyaculé, haciendo que mi leche se mesclara con todo el semen que ya tenía adentro. Luego de lo sucedido, no hablé con mamá por varios días. Ambos estábamos distantes, sin saber cómo actuar con el otro. Pero un día, luego de cenar con ella y papá, sucedió algo. Ella se había levantado de la mesa para lavar los platos. Yo le dije a papá que iría hasta la cocina a ayudarla, y agarré los vasos que todavía estaban en la mesa, para lavarlos, a lo que él asintió, orgulloso por la iniciativa. Ahí estaba mi mamá, o quizá ya deba empezar a usar la palabra madrastra, porque definitivamente no podría verla nunca más como una verdadera madre. Tenía una calza gris, porque acababa de volver de su entrenamiento. Era una prenda que le quedaba bien ajustada, y la tela se enterraba entre las nalgas. Ella ni se inmutó cuando sintió mi presencia. Siguió lavando como si nada, sin dejar de darme la espalda. Me acerqué por atrás, y estando casi pegado a ella, estiré mi mano para depositar en la bacha los vasos sucios. Entonces me arrimé más, y rocé sus nalgas con mi pierna. Mi pija empezaba a empinarse. La idea de que mi papá esté a unos metros de distancia me excitaba aún más. Como vi que ella no reaccionaba, y seguía lavando, fingiendo que yo no estaba ahí, le pellizqué el culo con fuerza, disfrutando de esas nalgas duras con las yemas de mis dedos. Ella se dio ...
... vuelta y se zafó de mí. “Bueno, ya que estás acá, lavá los platos, que yo me voy a bañar” me dijo. Me dejó frustrado. Quizá, después de todo, sí estaba muy drogada mientras la poseímos, y ahora me lo recriminaba con su indiferencia. Pero a eso de las tres de la mañana, mientras papá roncaba en la otra habitación, entró a mi cuarto, sólo vestida con su ropa interior. Se tiró encima de mí, me dio un beso apasionado, tiró las sábanas a un costado, y fue hasta abajo, en busca de mi verga. La mamó un buen rato. Ahora era yo el que me creía drogado, o quizá soñando. Le estrujaba las tetas, mientras me producía ese placer doloroso que aparece cuando la lengua se concentra en el glande. Le quité el corpiño y la bombacha, y enterré mi dedo en el culo, tal como hace unos días, había enterrado mi verga. Hicimos el amor por dos horas, hasta que volvió a la cama con papá, mientras empezaba a amanecer. Y repetimos ese momento por muchas madrugadas. Tomás y los demás nunca volvieron a cogérsela, porque yo se lo pedí, aunque claro, eso es lo que ella dice. A veces, siento miedo de que esos cuatro difundan lo que sucedió aquel día, pero luego me tranquilizo diciéndome que nadie creería en una historia tan inverosímil. Me gusta coger con ella mientras papá está en la otra habitación, y también manosearla mientras él está muy cerca. A veces la comparto con tipos que busco en foros, o con amantes que ella ya tenía de hace rato, y la pasamos muy bien. Definitivamente, ya no le puedo decir mamá. Fin.