Mi protegida
Fecha: 06/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: protector, Fuente: CuentoRelatos
... cuello, pues hacia allí incliné mi rostro para decirle "están en la barra de arriba". Increíblemente no se sobresaltó, parecía haber estado esperándolo, ya que sus únicas reacciones fueron dar un pequeño paso atrás hasta quedar completamente pegada a mi pecho, y girar su cabeza para musitar un "gracias", que sus labios arrastraron por mi mejilla. La segunda, llegó un día que tuve que intervenir, al ver como dos tipos la acosaban con insistencia. Mi intención era darles un toque de atención, pero ella tomó la iniciativa y al verme aparecer, guio mis movimientos con su mirada, hasta que al ponerme a su altura se abrazó a mí, consiguiendo del modo más pacífico y tajante, que aquellos individuos se marcharan. Durante unos minutos la estreché con fuerza entre mis brazos, sintiendo cada una de sus curvas vibrar al ritmo de la música. Poco después nos separamos, y nuestra particular relación continuó sin más acercamientos. Aquel sábado, repetimos el ritual. Al entrar me buscó con la mirada, nuestros ojos se encontraron y me volví a convertir en su ángel guardián. Las primeras horas de la noche, transcurrieron sin incidentes, sin embargo, a las cuatro, el recinto se encontraba tan abarrotado, que los primeros roces comenzaron a surgir. Un grupo de veinteañeros con demasiadas copas de más no dejaban de causar problemas y para evitar males mayores tuvimos que sacarlos de la discoteca, tarea nada fácil, por cierto. Con tanto alboroto, descuidé más de lo habitual a mi protegida, y cuando ...
... por fin pude centrar mi atención de nuevo en ella, la distinguí apoyada en un pilar, con la cabeza escondida bajo las manos y rodeada de sus amigas. Alarmado, me dirigí hasta donde estaban para averiguar lo que le pasaba, pues era la primera vez que no la veía sonriente, disfrutando de la noche. Me explicaron que se había mareado por la falta de espacio, yo les respondí que la iba a llevar a un sitio más tranquilo. Asintieron, conformadas, y tras aproximarme a ella, la tomé del brazo, sin que opusiera ninguna resistencia. "Ven, te conviene respirar un poco" le dije, y después de dejar a un empleado al cargo, la llevé hasta la planta de arriba, donde estaban las dependencias privadas. Avanzaba con dificultad, mientras yo la sostenía con fuerza por la cintura. Lo primero que hice fue llevarla al cuarto de baño, donde le retiré la abundante melena castaña, haciendo que se inclinara sobre el lavabo para mojarle la nuca. La camiseta, dejaba desnuda la parte superior de su espalda, por donde las gotas se deslizaban, curiosas, tratando de penetrar más abajo. Yo observaba los pequeños montículos que dibujaba su columna, mientras la tela, humedecida por el efecto del agua, me iba revelando progresivamente, la ausencia de sujetador de su portadora. Entre eso, y la posición -que hacía que su magnífico trasero se me insinuara, como una involuntaria ofrenda- mi excitación iba en aumento. Pasados unos instantes, se levantó y por fin, pude ver su cara a la luz. Si bajo la tenue iluminación ...