Un día antes de mi boda
Fecha: 19/04/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... seda, una minifalda suelta de pompones color beige, zapatillas del mismo color de tacón alto, medias blancas hasta los muslos, sujetas con el propio elástico de las medias, ropa interior blanca, un sostén de encaje y un calzón bikini de algodón. Carlos se agachó traviesamente debajo de la mesa y me dijo que se veían los elásticos de mis medias y parte de mis muslos que no los cubrían las medias. Le sonreí, pero me sentía nerviosa por la impresión que me dejó el desconocido con su mirada. Definitivamente estaba algo excitada, y seguramente ese hombre habrá sentido lo mismo al verme tan sensual y hermosa. El almuerzo terminó, Carlos y yo nos despedimos con un beso y cada uno siguió su destino, yo tenía que ir a mi casa y él a su trabajo. Antes de salir del salón del restaurante, volteé a mirar y el hombre guapo quien me observaba, y valientemente le hice una ligera sonrisa, no tuve más tiempo para nada y salí del restaurante. Ya en mi auto me fui olvidando de la incómoda situación que había tenido, aunque era agradable verlo, era difícil saber qué hacer, como quien dice, de lejos nomás. Ya en mi casa, dos horas más tarde, me llamó mi novio diciendo que había llamado el gerente del hotel donde pasaríamos nuestra primera noche de bodas, antes de irnos de luna de miel, para que él fuera a dar el visto bueno a la suite matrimonial; me dijo que le era imposible ir y como el gerente del hotel se retiraba a las seis, me pidió por favor que fuese yo, cosa que acepté gustosa. Así como ...
... había estado vestida salí al hotel; cuando llegué a la recepción, me anuncié y pregunté por el gerente. Esperé unos minutos, ¡y vaya sorpresa que me llevé, casi me desmayo otra vez!, el gerente era nada menos que el hombre guapo del restaurante. Me preguntó si me pasaba algo, me lo dijo por lo ruborizada que me puse cuando lo vi, él sin embargo como si no hubiese pasado nada, no había dudas que era un experto con las mujeres; actuaba muy bien y era a la vez un correcto y amable caballero. Me tomó de un brazo y me llevó a un ascensor, yo no podía hablar; él me felicitaba por mi tan próxima boda, pero tenía una cínica y a la vez sensual sonrisa que me daban ganas de besarlo y a la vez agarrarlo a cachetadas. Salimos del ascensor y yo ya repuesta de la impresión, caminé sola, ondulando mi rico trasero. Él abrió la puerta de la habitación, y mientras me hablaba de ella, mi mente estaba en otro lado, no prestaba atención a lo que me decía, sentía tanta atracción física por él, que no me dejaba actuar de manera normal. Cuando estábamos cerca del balcón, entró un fuerte viento que levantó mi minifalda, por espacio de 4 o 5 segundos, tiempo suficiente para que él, apreciara mi atractiva figura en una sugestiva ropa interior; me excitó pensar que le haya gustado verme así. Cuando entramos al dormitorio, me recosté sobre la cama matrimonial bocabajo, y por el movimiento que había hecho, sabía que la minifalda no me estaba cubriendo completamente las nalgas, tomé una almohada y comencé a ...