1. La llegada del diablo


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Incesto No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... desconocido?, ¿O era todo una pesadilla? Ciertamente se sentía como en un sueño, y lo que había pasado hace unos minutos lo recordaba en imágenes borrosas, pero aun así lo recordaba. Y el incesante dolor en el culo la convencía de que realmente no estaba soñando, porque ese sufrimiento era muy real. Cuando llegó a casa se encontró con sus hijos. — Que pasó que tardaste tanto mami. — Le dijo el mayor de ellos. Entonces Marta se sentó, porque estaba confundida y mareada, y el culo lastimado le dolió más que nunca. — Nada. — Dijo, preguntándose qué mierda se le había pasado por la cabeza para hacer todo los que hizo. Se fue a duchar, se limpió bien todo el cuerpo, principalmente el culo. Se sentía más sucia que nunca. Pensó que debía ir al médico, seguramente tendría el ano fisurado. Cuando salió, se encontró con su marido Claudio. — Mi amor, saliste temprano del trabajo. — Dijo ella, sorprendida, y sintiéndose culpable por todo lo que hizo, y por los pensamientos negativos hacia él que la habían invadido hace un rato. Claudio tenía la cara ensombrecida, ella nunca lo había visto así. Entonces le mostró la pantalla del celular. — Todos en la fábrica estuvieron viendo este video. — le dijo. Era el video que el almacenero acababa de grabar, se veía claramente cómo don Pedro le rompía el culo. — Mi amor, yo…— Dijo Marta, pero Claudio había sacado una pistola del bolsillo. “De dónde la habrá sacado, siempre odiamos las armas”, alcanzó a decirse Marta en su mente, antes de que ...
    ... sonaran dos disparos que le dieron en el pecho. Mientras agonizaba, escuchó el tercer tiro y el cuerpo de Claudio cayó al piso muy cerca de ella. Al final, se le cumplió el deseo de escapar del barrio, aunque en su último suspiro ya no le pareció una idea tan interesante. El diablo se cobró sus dos primeras víctimas. ….. Si Marta era la princesa de Oro Verde, Bety era la reina. A sus cuarenta años tenía todo en su lugar: su culo estaba bien parado gracias al ejercicio constante, su piel humectada de crema era demasiado perfecta para un barrio donde las manchas y las imperfecciones eran moneda corriente. Se vestía muy elegante, con una dosis justa de sensualidad, y le gustaba usar anteojos para el sol, lo que le daba un aire de misterio. El pelo rubio estaba perfectamente teñido, y había quien pensaba que se trataba de su color original, ya que combinaba perfectamente con su piel blanca. Cualquiera que no la conociera, y la viera por alguna calle del centro, nunca se imaginaría que una mujer tan elegante y sofisticada residía en ese barrio pobre del conurbano. A diferencia de Marta, Bety estaba desencantada de la vida. Sus dos matrimonios fracasados la convencieron de que nunca sería feliz con un hombre, y el hecho de no haber podido terminar una carrera universitaria le hizo creer que nunca obtendría el trabajo que se merecía. Había aceptado el hecho de ser eternamente una secretaria, destinada a chuparles la pija a sus superiores para que se convenzan de que era una empleada ...
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