1. Fui iniciado por un médico (2)


    Fecha: 28/10/2017, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Ya vas a ver que te va a gustar… -¡No, no me va a gustar! ¡no quiero, déjeme ir o grito!… -probé. Él lanzó una carcajada y me dijo: -No te va a escuchar nadie, tontito… Probá, a ver, gritá… -me desafió burlón y yo grité sin ningún resultado mientras él se reía… De pronto endureció el tono y me dijo: -Bueno, nene, basta de pavadas y ponete boca abajo… Su tono me asustó y obedecí angustiado al tomar conciencia de que estaba completamente en su poder. Enseguida sentí sus manos en mis hombros, en mi cuello y después bajando por mi espalda lentamente hasta llegar a la cintura. Ahí se detuvieron oprimiendo los costados mientras me decía: -Tenés la cintura de una nena, Jorgito… Tan estrecha… Yo no podía hablar por la angustia y el miedo que me cerraban la garganta, y las manos ya estaban en mis nalgas. Poco después, al miedo se le agregó una sensación perturbadora: algo así como un turbio placer por esas manos que recorrían mis pompis acariciando, presionando, pellizcando. De pronto el doctor se apartó para ir hasta un armario de puerta vidriada, Sacó de allí un envase pequeño y vi que se untaba el dedo índice y el medio con una crema incolora. Temblé al suponer qué haría con esos dedos, nada menos que metérmelos en el culo. -No, doctor, por favor no… -supliqué aunque sabiendo que sería inútil, porque él estaba decidido a violarme. Se acercó despacio a la camilla, con una sonrisa lujuriosa que le deformaba la boca. -Quieto, Jorgito, quieto… -me ordenó y un instante después sus ...
    ... manos volvieron a mis nalgas, sentí que las entreabrían y enseguida un dedo hurgando en el orificio anal. -No, no… volví a rogar, pero el dedo siguió adelante y lo sentí penetrando en el estrecho senderito y después otro dedo y ahí gemí, molesto. Él rió: -Estoy preparándote el culito, nene, para después meterte algo más grande… -y volvió a reírse, como complacido del poder que ejercía sobre mí… Esos dedos no me dolían, pero me sentía incómodo y molesto con las dos presencias extrañas en mi culo… Él los movía de adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante una y otra vez y también los hacía haciéndolos girar… Sin duda me estaba preparando el sendero para que lo transitara algo mucho más grande: su verga… -¿Y, Jorgito? ¿te va gustando?... –me dijo sin dejar de mover los dedos… -Por favor, doctor, déjeme ir… -rogué mientras sentía que los dedos ya no me molestaban. -¿Dejarte ir?, tendría que estar loco, con lo bueno que estás… Poco después retiró los dedos y lo vi quitarse el guardapolvo, los zapatos, el pantalón y por último el calzoncillo… Vi sus piernas velludas, un vello grisáceo. Me dio miedo ver su verga erecta, lista para entrarme. Me estremecí e intenté escaparme, pero él, rápido, me aferró por los brazos y volvió a ubicarme de pie contra la camilla: -¡Inclinate, mocoso de mierda o me vas a conocer! –me amenazó y le obedecí, muy atemorizado. Le tenía miedo a la penetración, pero también a enojarlo y que me pegara. Sentí la punta de su verga en el orificio anal y después de ...
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