La venganza: una épica noche de copas
Fecha: 24/03/2019,
Categorías:
Infidelidad
Sexo Oral
Autor: reybourbon, Fuente: CuentoRelatos
... las cadera, tomo mi verga y la dirigió a su ano, se apoyó suavemente en ella dejando caer de apoco su peso, hasta que la punta entro entera, apretaba con fuerza. Sujetando sus nalgas la ayude a subir y bajar lentamente, con pequeños movimientos mientras ella pujaba y se aferraba al volante. Cada vez que bajaban sus caderas mi verga iba un poco más adentro, podía ver las venas de ni miembro engrosarse más, quería empujársela por completo en su cálido interior. Cuando por fin estuvo hasta el último centímetro de mi verga dentro de ella, la sujete para que no se moviera, su ano palpitaba alrededor de mi pene, me recorría un escalofrío por todo el cuerpo. -¿Estas bien?- Sólo respondió afirmando con la cabeza. La solté y me recosté en el asiento y lentamente comenzó a mover la cadera de atrás a adelante, entre gemidos y gruñidos de ambos iba acelerando el movimiento. Los vidrios del carro estaban empañados, el calor era intenso y sudábamos. Jalaba a Diana por las caderas para que se moviera más rápido, en ese momento tuve el deseo perverso de llevar la infidelidad un nivel más arriba. Abrí la puerta, hice que saliera conmigo del auto, abrí la puerta trasera y la hice tenderse boca arriba en el asiento junto a su novio. Pareció no estar cómoda con él ahí dormido a centímetros de ella, pero no le di tiempo de quejarse ya que me coloque sobre ella, la besé y con una mano guíe mi miembro a su ano, la penetre fácilmente, gimió. Yo gruñí, el placer que me estaba dando ella ...
... estrangulando mi verga al contraer su ano cada que yo estaba saliendo de ella, era una verdadera delicia. -Voy a ir más fuerte, ¿Estas lista?- Con su rostro enrojecido miro hacia arriba de ella para ver a su novio que parecía estar en coma, Mordió su labio inferior y respondió -¡Sí, hazlo rápido!- Sin salirme de ella tome sus tobillos y los lleve al marco de la puerta, jale su cadera a la orilla del asiento y la envestí, sus nalgas hicieron un sonido seco al golpear contra mi y Diana lanzo un grito. Se me erizo el cabello de la nuca al oírla. -¡Otra vez! ¡Más!- Dijo mientras se llevó una mano a su entrepierna, para frotar su clítoris. Ataque de nuevo, la penetre con fuerza y esta vez ya no me detuve, seguí una y otra vez entrando y saliendo. Me encantaba verla masturbarse y con la otra mano aferrarse al brazo de la chamarra de su novio, se arqueaba y temblaba. Yo arremetía tan fuerte como podía, gruñía y jadeaba. Tenía la camisa adherida a mi por efecto del sudor, formando vapor a mi alrededor en el frío de la madrugada. Sentía como mi verga se llenaba de semen y la imperiosa necesidad de eyacular. -¡Voy a venirme!- Le avise, Diana jadeo acelerando el ritmo de su mano. -¡Vente conmigo!- Chillo a la vez que se le tensaban las piernas y contorsionaba el rostro. No necesite esperar nada más y me deje ir soltando hasta la última gota de semen, con la descarga eléctrica subsecuente de cada uno de los chorros con los que llene su caliente ano. Era el mejor orgasmo que había tenido en el último ...