1. Tarjetas Black 2


    Fecha: 09/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: roberxl, Fuente: RelatosEróticos

    ... hermoso culo hacia él obligándola a sentirse invadida por sus interminables veinte centímetros de virilidad. Roberto ya disfrutaba de su culo y sólo aguardaba que ella se adaptara a su rabo. Anna no podía ni quería moverse… Pasados un par de minutos ya sentía como aquel duro tronco se deslizaba suavemente hacia afuera y deseó que aquella maravillosa experiencia se prolongara más y más. Aquel formidable hombre entraba completamente en el culo de la pobre Anna, y veía como el flujo seguía manando entre las piernas de la mujer. Entonces, a la vez que la sodomizaba despacito, la obligó a pasarse la mano por el chochito. ― ¿Has visto cómo te estás poniendo? ―la reprendió― Parece que mami se ha levantado un poco golfa esta mañana, eh. Creo que a mami le gusta el pollón del Sr. Roberto. Anna no podía entender cómo aquel suplicio se había convertido en placer, tampoco importaba ya. El hombre no soltaba la cintura de Anna mientras la penetraba por detrás. Empujaba su sexo delicada y rítmicamente viendo como entraba entre las nalgas de la hermosa Anna, centímetro a centímetro. Su semental se deslizó por fin hasta el fondo en su culo, y Anna quiso gritar pero sin saber cómo emitió un gemido y apretó los dientes mientras ― ¡UUUUUM! ―con toda dentro, Roberto la apretaba con todas sus fuerzas contra su vientre. La mujer creyó que iba a morir. Su coñito chorreaba incontrolable sobre la cama. Finalmente, el ejecutivo empezó a bombear más y más rápido en ...
    ... su culo. Anna se imaginó su esfínter terriblemente irritado y dilatado, y eso la excitó. El hombre siguió sacudiéndola con contundencia, haciendo temblar sus nalgas y sus pechos en cada empujón. Esta vez, Anna estaba siendo sodomizada con más fuerza que velocidad. Él era grande, pero aún así le entraba entero como pocas mujeres serían capaces, y eso la hacía sentirse extrañamente orgullosa. Henchida de ser montaba al trote como una yegua poderosa por hombre como aquel. El hombre jodía a Anna con todas sus ganas, la agarró las nalgas y separándolas observó cómo entraba y salía. Ya llevaba casi diez minutos en su culo y estaba a punto de eyacular. Entonces, volvió a tomar a Anna por la cintura e hizo que sus huevos golpeasen contra su pringoso chochito. La montó al galope hasta oírla gritar apretando el trasero. Aquel sería el último para ella. Roberto ya no pudo contenerse, empujó tan dentro de ella como pudo y explotó. Un rato después, el ejecutivo valoró el resultado. Anna no le había dado un nombre, pero sí todo lo demás. Yacía exhausta con ojete enrojecido, el semen manaba del interior de la mujer. El culo de Anna se contrajo lentamente hasta cerrarse por completo, guardaría para siempre el recuerdo del deseo y la pasión del intrépido ejecutivo. Roberto se sintió satisfecho, mientras a otros les gustaba cazar jovencitas, para él no había nada mejor que te coma la polla una mujer casada, y hacer gritar y gemir a la mujer de otro hombre. 
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