Cuernos durante mi embarazo
Fecha: 25/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Confesiones
Autor: beama1971, Fuente: CuentoRelatos
Voy a contar otra aventura interesante que me sucedió hace 9 años cuando tenía 33 años. Bueno, primero voy a describirme. Soy morena, pelo ondulado, peso 64 k., mido 1,65, no estoy ni delgada ni gordita pero tengo curvas. Dicen que tengo buen culo aunque a mí no me lo parece. Mis pechos son pequeños, del tamaño de una mano de hombre y lo sé porque muchos hacen la gracia cuando disponen de ellos. No soy ni muy guapa pero no soy fea. La verdad que cuando me arreglo soy resultona. Bueno voy a volver a la historia. Mi marido en aquella época me ponía los cuernos y lo sé de buena tinta. Yo que no soy una pavisosa también lo hice por lo que no voy a reprocharle nada. El caso es que cuando me daba cuenta si me molestaba y siempre acababa buscando ponérselos a él también. Yo estaba embarazada de 8 meses de mi segundo hijo. Tenía un barrigón impresionante y una no se siente demasiado atractiva en esos momentos. Lo que si me pasaba es que estaba en celo permanentemente. No sé si sería por las hormonas pero andaba como una loca. Un día me percaté que mi marido me los había puesto el día anterior. El caso es que como estaba embarazada, me sentó mal. Pensé: “No respeta ni estos momentos”. Decidí pagarle con la misma moneda. Me resultaba muy difícil ligar así. Imaginaros, pocos hombres se atreven a lanzarse a por una embarazada de 8 meses. Además estaba un poco hinchada. Recurrí a un medio rápido, yo tenía varios amigos de chat erótico. Porque he de confesar que me gusta charlar con ...
... hombres morbosos y me reconforta. Tenía un amigo, llamémosle, Javier que llevaba unos meses charlando con él. Era de Valencia y viajaba a menudo a Madrid por trabajo. Siempre me insistía en vernos en algún viaje suyo. El caso es que él estaba al corriente de mi embarazo. Alguna foto me pidió así porque le daba morbo. Ese día contacté con él a través del chat. Y mirad por donde, la semana siguiente se acercaba a Madrid. Se me abrió un abanico de posibilidades. Le dije lo que me había pasado y que estaba dispuesta a dar el paso de conocerle. Bueno yo a él ya le había visto en fotos, sobre todo desnudo y masturbándose con mis fotos. A la semana siguiente quedamos. Yo pedí la tarde libre por motivos médicos en mi trabajo. Me acerqué a la zona donde tenía Javier su hotel. Quedamos en una cafetería. Allí se presentó. Tenía 45 años, medía como un metro setenta y cinco y estaba bien de cuerpo, un poco barrigón. Nos tomamos un café y charlamos. Le gusté y me lo dijo nada más verme. Mientras tomábamos café me decía guarradas al oído. Él sabía que eso me calentaba. Como no tenía mucho tiempo decidimos subir a su habitación. Tenía el corazón acelerado pero estaba excitadísima. Iba muy mojada. Nada más cerrar la puerta de la habitación, Javier se lanzó y me dio un beso en la boca con lengua y todo. Me frenó y me pidió calma. —Quiero disfrutar de este momento especial y de tu cuerpo embarazado. Me desnudó muy despacio y con delicadeza. Cada vez que la piel de su mano rozaba la mía más me ...