El día que sucedió todo
Fecha: 28/02/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... presentían como de diosa, la forma serpenteante de su cintura, cuya forma cóncava llamaba a ser besada con deleite, y sus anchas caderas de acogedora matrona fértil, sólo le incitaban, no a reconocerla clínicamente con sus expertas manos, sino a admirarla, a amar sus sutiles y deliciosos encantos, a gozar de su plena madurez mujeril. Espantó Braulio sus lascivos pensamientos, se levantó del asiento, dio unos pocos pasos hasta llegar a la camilla y comenzó a toquetear a Viki; ésta habló: "Sabes, Braulio, te he estado buscando, todos estos"...; "Bah, Viki, no creo que mi fama sea tan"...; "Tú quizá no me recuerdas pero yo"...; "Quizá algún anuncio en internet y"...; "En la Facultad nunca me tuviste en cuenta, yo era la que"...; "Cierto es que tengo experiencia en temas de"...; "También te daba los apuntes cuando faltabas, pero tú, ni me mirabas, sólo tenías ojos para aquella profesora de"... Súbitamente, las palabras de Viki a las que él apenas había estado prestando atención, enfrascado como estaba en el rutinario reconocimiento de males, calaron en algún lugar de su cerebro; una luz se encendió: ¡Viki! "¡Viki!", pronunció en voz alta. El antiguo amor, cuando renace, quema y aniquila, pereciendo la mayoría de veces los amantes en la hoguera; pero la antigua amistad, cuando resucita, es una llamita cálida que va calentando poco a poco los corazones, es fácil de apagar si no se tiene cuidado, más se vuelve voluptuosa y candente cuando se la alimenta del adecuado combustible, es ...
... decir, del cariño; y esto les pasó, el día que sucedió todo, a Braulio y a Viki. Poco a poco sus cuerpos se fueron acercando. Ella se giró levantando sus piernas por encima de la camilla, tomó las suaves manos de Braulio entre las suyas y se las llevó a los labios para besarlas; luego las soltó más abajo, cerca de sus senos, y, al punto, éstos estaban siendo acariciados por los dorsos de ambas extremidades; hacia arriba, a contrapelo de la caída de los montes carnosos, hacia abajo, siguiendo el sentido de la pendiente. Los pezones despertaron inmediatamente de su sueño y reclamaron la atención que, sin demora, le regaló la ávida boca de Braulio, atrapándolos entre sus incisivos y succionándolos luego. Viki arqueaba su espalda hacia atrás para poder recibir mejor aquella despierta sensualidad. "Para, Braulio, un momento", murmuró Viki; Braulio levantó su cabeza y la miró. "Braulio", dijo, "ahora no deseo que follemos, debemos actuar con calma, eres un hombre casado y, por norma, no follo con ningún hombre casado, si quieres puedo hacer que te desahogues, ya que te veo muy excitado", diciendo esto miró la abultada entrepierna de Braulio, "pero nada de lo otro." Viki le tuvo que hacer una mamada a Braulio a fin de que se serenara después que decidieron cual fuera su suerte, la de ambos, pues ya ésta estaba echada y sabían lo que el futuro les depararía: lo estuvieron debatiendo durante más de media hora y habían llegado a una resolución si bien algo embarazosa para uno, no tanto ...