MI MEJOR DESAYUNO
Fecha: 23/10/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: txuso, Fuente: RelatosEróticos
Solo existía algo mejor que despertar con la luz del nuevo día, y era despertar con la luz del nuevo día haciendo contraluz en su cuerpo asomado a la ventana. A ella le gustaba mirar los colores del amanecer, a mí su silueta recortada y los claroscuros en su piel. El humo se elevaba delante de ella, era su primer cigarrillo, lo que me decía que ya había tomado el café. Me quedé mirándola, siempre lo hacía, era mi manera de despertar, ella lo notaba y sabía cuánto me gustaba, por eso se quedaba ahí, aunque hubiera acabado el cigarrillo, dándome ese placer. Normalmente llevaba una camiseta grande que dejaba entrever la unión de sus muslos con su delineado culo. Se volvió apoyándose en el alféizar, ofreciéndome otra vista. - Buenos días. -Dijo serena y sonrió, posiblemente al ver mi aspecto-. Tienes café preparado. - No quiero café ahora mismo, quiero mirarte. Y así quedamos, cruzando la mirada o deslizándola por su cuerpo. Con la palma de mi mano di unos golpes sobre la cama pidiéndole que viniera a tumbarse. Lo hizo de lado hacia mí y volvimos al silencio. - ¿No vas a decir nada? – Preguntó. - Que me gusta esto. Sonrió, pero no me besó, quedó con los labios hacia arriba mirándome, quizá provocándome. -Es reconfortante despertar mirándote, también pensarte y sentir el cosquilleo que generas incluso ausente. Ambas cosas me gustan. Volvió a sonreír. La miraba con profundidad, sin prisas. - Voy a traerte el café. - afirmó. Salió de la habitación bajo mi atenta mirada, caminaba ...
como si fuera a provocar un terremoto al final de su trayecto. Coloqué mis manos detrás de la cabeza y me tumbé mirando al techo, pensativo, pero sin ejercer. Podía oler el café desde aquí, era agradable. Entró en la habitación con una bandeja en la mano y un desayuno completo sobre ésta. Me senté en la cama apoyando la espalda sobre la pared y ella colocó la bandeja frente a mí. Comencé a desayunar. Ella estaba sentada al lado, girada hacia mí. - ¿Te gusta? - Todo. - Respondí. Deslizó su mano bajo la bandeja y la posó sobre mi muslo izquierdo, moviéndola levemente. Le sonreí y apuré en café. Mordí una tostada y bebí zumo de naranja. Su mano iba subiendo lentamente mientras el jugo de naranja bajaba por mi esófago. Introdujo la mano bajo mi bóxer y entró en la zona cero. Di otro sorbo al zumo y mastiqué otro bocado de la tostada. Su mano me masajeaba desde el perineo hacia arriba, el estandarte se llenaba de sangre como gentil respuesta. No tardó en recorrerlo con la mano para volverla a bajar. - ¿Te gusta el zumo? -Preguntó coqueta. - Me encanta, es justo lo que necesitaba. - ¡Bájatelos! -Afirmó. Como pude metí las manos bajo la bandeja y bajé el bóxer hasta casi las rodillas. Seguí desayunando. Ahora su mano se movía con mayor libertad, la introdujo entre mis muslos y apretó, pude ver como se tensaron sus mandíbulas a la vez, y sentir el calor de su mano que se deslizaba hacia arriba otra vez. Mi erección era completa y estaba a su disposición, pero sabía que quería que la ...