1. EXTRAÑO TU BOCA, Y TÚ A LA MÍA (2)


    Fecha: 14/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Mar1803, Fuente: SexoSinTabues

    ... requieren que hable sobre sus momentos más íntimos. —¿Tu esposo te besa y acaricia mucho? —pregunté y me contestaste con una negativa—. Malo... ¡Qué menso es, estás tan buena...! —te decía al tiempo que te acariciaba con más ternura y mi boca se afanaba en desparramar besos sobre tu cuello y hombros, que eran con los que no me podías negarte al resto de mis caricias. Eso acostumbraba a hacer hasta que restregabas tus nalgas en mi pubis, ronroneando para pedir que te cogiera. —¿Qué haces en las noches que estás caliente y sin marido? —Me acaricio la panocha hasta que me vengo y duermo tranquila. —según me contaste, “panocha” es la palabra que suele usar tu esposo, en cambio, de niña tu madre se refería a la vagina como “el tamal”, pues la apariencia que da una vagina sin vellos es la misma que muestran las hojas de maíz con las que se envuelve la masa de ese alimento típico de México. —Enséñame cómo te masturbas —pedí incorporándome para sentarme y ver todo tu cuerpo. —Le hago así... —dijiste comenzando a acariciarte el monte de Venus. Miraba como cerrabas los ojos y tus masajes tardaban más tiempo en el clítoris que en el monte... Por casi cinco minutos estuviste así hasta que te viniste y con un gesto de amplia satisfacción abriste los ojos para sonreír. —¿En qué piensas cuando te masturbas? —pregunté queriendo saber más. —En que me cogen o me chupan... —¿Quienes? —Mi marido que me coge rico con su verga grande o tú que me chupas divino... ¿Y tú, te masturbas? —me ...
    ... preguntaste y yo moví afirmativamente la cabeza para contestarte—. ¿Cómo le haces? —Me la jalo mucho hasta que me vengo —dije resignándome a tener que corresponder con lo que acababas de hacer, pero tu mente estaba en otro nivel... —¿Y en qué piensas? —Últimamente en ti, en tu oloroso tamalito —dije al tiempo que me inclinaba para besar tu pucha y aspirar su aroma. —¿De veras? —preguntaste manifestando evidente emoción y contesté otra vez con un gesto afirmativo, sin soltar de mis labios tu clítoris— ¿Me recuerdas encuerada? —Sí, encuerada y ensartada, es como te ves más bonita —dije antes de besarte en la boca abrazándote con ternura mientras nuestras lenguas se trenzaban. La semana en que tu marido no estaba sólo te oponías cuando menstruabas, pero si la ausencia era mayor que una semana eso no te importaba mucho... aunque para mamarme el pene lo limpiabas bien antes... En los momentos de descanso te pedía que posaras para mí en todas las posiciones de la clásica pornografía. Lo hacías alegremente y sin recato. Fueron muchas maneras en que hice posar y varias veces dejaste que te tomara algunas fotografías. Un lunes, interrumpiste mi trabajo para platicar un poco y a los dos minutos ya me habías sacado el pene para chuparlo. Te desvestí y me encontré con la sorpresa de que te habías rasurado el coño. —¿Te rasuró tu esposo o tú porque él te lo pidió? —Yo, porque ayer íbamos a ir al balneario, y no me gusta que se me salgan los pelos. —¿Y eso qué? Los tienes muy bonitos, deja que los ...