Todo por una infección de orina
Fecha: 01/02/2019,
Categorías:
No Consentido
Anal
Autor: Siles7, Fuente: CuentoRelatos
... verga que cada vez quería ir más adentro, mientras las manos del médico la cogían por los costados y la movían a su ritmo. Era lo más horroroso que Judith podía concebir, y estaba ocurriéndole justo entonces. Él imprimía movimientos rápidos a su tronco, que perforaba a Judith cada vez con más ganas, abriéndola. Judith sintió mucho dolor al momento, ¿¿sería otro desgarro?? El médico, de tan caliente que estaba, vio que no iba a aguantar mucho sin correrse. Aunque le ponía correrse por encima del cuerpo de la putita desnuda, de repente se vio al galope, con empujones mucho más rápidos hacia el culo de Judith que acabaron por estrujarle los huevos en un gruñido de placer. Judith sabía, como lo supo cuando el negro descargó, que él haría lo mismo, pero le dejó hacer. Su impotencia ya era máxima y sólo quería que acabase. Fue entonces cuando el doctor del sexo sintió el esperma lechoso salirse de su glande e inundó la cavidad anal de la pobre Judith. Judith sintió el semen muy caliente dentro de ella, mientras el médico tenía aún otros dos chorros bien cargados con los que inseminar ese bello trasero. La gruesa verga dio sus últimos estertores para acabar de exprimir la calentita leche que Judith se había merecido. Ella, de mientras, se tapaba la cara del asco que sentía por ser llenada de lefa en su culo. El médico salió de ella con la verga aún erecta, mientras la miraba con gran gratitud. Judith se quedó en esa posición ridícula un rato más, sollozando para sus adentros y ...
... conteniendo este nuevo dolor que se sumaba a los anteriores. Mientras se vestía, e intentaba con un poco de papel higiénico quitarse el semen que se derramaba de su ano, Judith recibió la receta de antibióticos y la hoja del diagnóstico de un médico que aún tenía la polla afuera. Apartó la vista de ese cabrón, terminó de ponerse las botas, metió las cosas en el bolso y se fue sin decir nada, una vez más. Como no, acabó de nuevo en un baño del pasillo, sentada en la taza mientras dejaba que de su culo chorreara el semen que faltaba y con papel intentaba secar lo que pudiese. Jamás había deseado tanto una ducha larga, muy larga, para volver a dejarla lo más pura que pudiese, para purificar sus agujeros…. Aunque las virginidades no iban a volver, pensó con resignación. Leyó el diagnóstico y para su alivio comprobó que, cumpliendo su palabra, el médico omitió el estado de su maltrecho sexo en las observaciones. Sintiéndose algo mejor, dentro de todas las vejaciones, se dispuso a abandonar el perverso centro de salud. Todo por una infección, menudo horror… Judith salió del hospital, y se dirigió hacia la residencia. Pero debería ir en autobús o en taxi. Como no sabía donde coger el bus, se acercó a los taxis aparcados a la puerta del hospital. Se acercó al primero que alcanzaba a ver. Desde el primero, al que Judith se acercaba, un negro gigantesco la veía acercarse desde el asiento del taxi y se relamió pensando en un sexo desvirgado… Agradezco como siempre sus comentarios, que me ...