Marta descurbre su lujuria con un pastor
Fecha: 21/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Hetero
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... de ella, comenzó a acariciar su cuerpo nuevamente. -Por favor, Santi. Llevo el coño en carne viva. Estoy que no puedo más. -¿Lo has hecho alguna vez por el culo? -No, nunca. Sé que hace mucho daño. -Déjame hacértelo yo y verás cómo te gusta. Todas mis amigas lo disfrutan mucho. Confía en mí. Ella estaba dispuesta a todo por él, por lo que accedió a ello. Santi la puso a cuatro patas y procedió a ensalivarle el ano, mientras acariciaba su clítoris con una mano y le metía los dedos en el coño. Ella se mordía los labios para no gritar de placer. Él fue metiendo un par de dedos en su ano, aprovechando las dilataciones anteriores, que lo facilitaron enormemente. Cuando fue suficiente, embocó la polla a su agujero y la fue metiendo lentamente, dejando tiempo para que se acostumbrara, sin dejar de acariciar su clítoris. Pronto era ella la que se echaba para atrás, y no tardó mucho en tenerla totalmente ensartada. Recostado sobre ella, no dejaba su clítoris mientras entraba y salía de su ano, cada vez con más facilidad. -MMMMMM. –Gemía ella en un murmullo- Siii. ¡Rómpeme el culo! ¡Cómo me gusta! Santi no había visto a una mujer con tanta sensibilidad en su ano. Le excitaba tanto que no tardó en llenarle el culo de leche, pero siguió dándole, casi con igual dureza, hasta que ella alcanzó su orgasmo. El resto de los días que permanecieron allí, fueron similares: follar en el manantial, a media mañana en el manantial o algún bosquecillo por los alrededores, mamadas y comidas de coño a ...
... media tarde y enculada por la noche. Cuando se acercaba el día en el que venían a traer y llevar cosas, hablaron muy de mañana. -Santi, quiero dejar a este imbécil que solo vive para él y su deporte. ¿Puedo quedarme a pasar lo que me queda de vacaciones contigo? -Quería proponértelo, pero no me atrevía. Ahora no puedo darte nada, pero me gustaría ofrecerte toda una vida juntos, si me aceptas. -Sería la mujer más feliz del mundo. Vente a la ciudad conmigo. No gano mucho, pero podremos vivir los dos y cuando tú encuentres trabajo, podremos llevar una vida desahogada. -Lo siento, no puedo ir a vivir a la ciudad. (Una mueca de desilusión se reflejó en la cara de ella). Al menos durante mucho tiempo. Mi trabajo está aquí y no puedo dejar… -¿Pero no querrás ser pastor toda la vida? -Si me dejaras hablar y no me interrumpieses, te lo explicaría. -Vale, perdona. Dime. -Mi trabajo está aquí, y no puedo dejarlo porque soy el heredero de esto y la finca de mis padres, además vivo en la ciudad hasta que termine este año los estudios de veterinaria. Por lo que soy yo el que te pide que vengas conmigo. -Vaya sorpresa. –Dijo besándolo. –Ya lo decidiremos en otro momento. ¿Qué hacemos con ese imbécil? -Hablaré con quien venga y lo arreglaré. No te preocupes Y sellaron su pacto con un beso. Esta vez vinieron su padre y su madre, a los que explicaron lo ocurrido. Su padre cedió la camisa a Marta, a la que ya le daba igual. Luego, en un aparte, les explicó la segunda parte. El padre comentó que ...