Mis primeros cuernos
Fecha: 20/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por aquel entonces yo salía con una hermosa y exuberante chica de mi misma edad, 20 tiernos añitos de curvas sin límite, cara preciosa y pelo corto; poco pecho pero divino con pequeños pezones en punta, sin embargo lo que más me apasionaba eran sus caderas y la forma de su culo respingón. Parecía hecha para “acoplarse”, su estomago plano y firme llegaba hasta un pubis precioso y que se hundía hasta su coño. Cuando vesttía mallasapretadas como aquella primera noche de cuernos hacía que cualquiera hombre al verla de perfil anhelase esa curva preciosa y metida hacia atrás de su pubis y su generoso y prieto culo. A mí me encantaba que la mirasen, pero no sabía hasta qué punto me gustaba que los demás deseasen a mi novia. Esa noche estábamos de acampada varios amigos y conocidos, sumando alrededor de 20 personas entre tiendas de campaña y un antiguo caserón de monte. Era verano y mi chica iba apretada en unas sugerentes mallas y un precioso top bordado que le daba sumado a su cara de niña una mezcla ideal de inocente perversa como a mí más me gustaba, habíamos planeado pasarnos aquel fin de semana metidos en nuestra tienda y follando como locos. Pero ella que parecía tener otros planes sólo quería divertirse estar con sus amigas y con “uno” de mis amigos, un chico que tenía novia y con el cual se llevaba bastante bien. Yo en principio no caí en esto. Esa noche discutimos y yo algo cabezón por mi interés en follar dije que no quería irme con ellos a su paseo nocturno, en parte ...
... para castigar sin mi compañía a mi novia por no querer quedarse conmigo. Me fui a mi tienda y me puse a leer, mientras se me pasaba el cabreo. Cabreo que con las horas se convirtió en desasosiego y preocupación. La mayoría de la gente después de cuatro horas ya había vuelto, todos más o menos borrachos pero mi novia y mi amigo no. No quise preguntar porque temía lo peor y me daba vergüenza que alguien pudiera enterarse, me debatí entre la rabia y la frustración, hora y media más tardey casi de día ella entró en la tienda, encontrándome despierto. ¿De dónde vienes? le dije, ella estaba bastante despeinada. De estar con Juan, ... hablando. Esa pausa del hablando y su cara de culpabilidad me dieron la certeza de que había ocurrido algo.¿Así qué te has enrollado con él? Ella se tiró a abrazarme, pero la retiré y se quedó preocupada mirando el suelo. Yo lleno de rabia le pregunté. ¿Qué, qué has estado haciendo exactamente? en aquel momento no me percate de lo que significaba aquella pregunta realmente y ella en defensa empezo a decir que “Nada, que me quería y que sólo había sido que borrachos y excitados se habían enrrollado”; Yo insistí y acabó confesándome “que habían tenido algo de sexo pero muy poco, que la perdonase, que no volvería a pasar ... “ aquellas palabras combinadas con el deseo frustrado que había sentido por ella toda la noche, hicieron que me empalmase tremendamente. Loco de deseo y sin entender en absoluto lo que me ocurría, insistí en que me contara los detalles. ...