Luna de miel de Selena
Fecha: 10/01/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Luna de miel de Selena Quizá no debería escribir lo que sigue, pero algo me empuja a hacerlo; los sentimientos y las emociones vividas se me han quedado en el interior, pegadas a la piel, pugnando por salir a través de los poros y propagarse a los cuatro vientos; por otra parte, no sería capaz de contar estas cosas a ninguna de mis amigas. Todo sucedió en una noche, y es curioso como sólo ciertos acontecimientos nos llevan a hacer un análisis de la forma en que discurre nuestra existencia, algo que yo jamás me paré a analizar, era como si las cosas vinieran ya rodadas de muy atrás y una las aceptara sin más. Por eso creo que debería ir un poco atrás antes de relatar lo ocurrido durante mi primer viaje en tren. Cuando tenía dieciséis años comencé a salir con un chico, Jaime, que ahora es mi marido; él tenía entonces diecinueve años, era uno de esos chicos del que se enamoran las colegialas a primera vista, alto, moreno y muy guapo. Yo le conocía desde hacía tiempo, de la parroquia, tanto sus padres como los míos frecuentan la parroquia, los suyos cantan ambos en el coro de la iglesia y también lo hace mi madre, pero nunca me había fijado en él de esa forma, es decir, nunca había sentido nada especial por él hasta que mis amigas comenzaron a comentar lo bueno que estaba, y fue entonces cuando empecé a interesarme, sin estar muy segura aún acerca de mis preferencias en lo que a hombres se refiere, empezó a gustarme sin más. Me ponía a su lado en misa, era muy religioso y no ...
... faltaba un solo domingo, lo saludaba muy sonriente, pero él no hacía sino responder al saludo y seguir su camino, era muy tímido y bastante retraído. Un día al salir de misa me acerqué y le dije al oído: mis amigas están enamoradas de ti. Se me quedó mirando muy serio, luego me tomó de la mano, se apartó unos pasos y me dijo: a mí no me gustan tus amigas, me gustas tú. A partir de ese día comenzamos a salir y les dimos una gran alegría a los respectivos padres y madres. Estuvimos saliendo casi cinco años y en todo ese tiempo no pasamos de los tímidos besos, algunos más o menos atornillados, y algún que otro toqueteo, sin que las cosas pasasen de ahí. Sería por nuestra formación religiosa o porque ninguno de los dos se atrevía a dar un paso más, el caso es que ambos teníamos asumido que otro tipo de relaciones sólo estaban permitidas dentro del matrimonio. Bueno, sí ocurrió una vez, Jaime fue a buscarme un sábado por la tarde, yo estaba sola en casa ya que mis padres se habían ido al cine y mi hermano estaba jugando al fútbol. Cuando llamó al timbre yo salía justamente de la ducha, me puse la bata encima y fui a abrir; nos besamos nada más cerrar la puerta, luego fuimos al salón y nos besamos de nuevo; con el roce de los cuerpo se me soltó el cinto del albornoz y mis pechos se aplastaron contra su cuerpo, separados sólo por la tela de su camisa; mi muslo desnudo entre los suyos... Yo estaba muy excitada y me excité aún más al notar la dureza de su pene presionando en el bajo ...