Historia del chip 025 - Los nuevos pendientes - Irma 007
Fecha: 17/10/2017,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... abrazó a su playmate desnuda. Al despertarse, Irma la estaba mirando. —Gracias— dijo con cariño. —De nada. ¿Por qué? — indagó Lena. —Por ser tan bondadosa y tan gentil. ¿Puedo ponerme la ropa? — preguntó, a su vez, Irma. —En realidad, debería estar legislado como un crimen pero ¡qué remedio! — bromeó, sonriendo mientras se lo decía. —No me importa nada estar desnuda contigo, pero ¿resultaría correcto? — inquirió Irma. —No lo sé. Necesitabas dormir. Y a mí me ha encantado tener a mi lado a una mujer tan espectacular. No creo que haya nada de malo. Dejemos que se pase el dolor de tu separación. ¡Llámame en unos meses si deseas que te pegue un repaso! ¿Quieres desayunar? —No tengo nada de hambre. Buscó los pendientes. Estaban guardados en la mesita de noche. No recordaba haberlos puesto allí. —Te los guardé. Observé cuánto te apretaban. Imagino que tenías una relación muy especial con Galatea. Espero que algún día me cuentes algo sobre ello. Mira, olvida que soy tu jefa. He venido yo porque estaba cerca de aquí. Miss Iron llamó a la empresa y, casualmente, yo estaba en una reunión a menos de 300 km— le explicó sin poder dejar de mirarla. Irma asintió. Tenía sentimientos contrapuestos. Le gustaba estar desnuda... pero su amante, su única amante, su vida... se había ido. Incluso si volvía nada sería igual. No se imaginaba buscando una relación similar. —Me gustaría llamar a Miss Iron... si te parece bien. Estoy algo confusa— le dijo Irma. Se levantó y se puso su conjunto ...
... impúdico sin olvidarse de los pendientes. Cogió el móvil. Mientras tanto, Lena encargó el desayuno. —Tienes que comer algo. Al menos, fruta. Miss Iron le dio unas pautas a seguir, como hacer las cosas como las hacía antes. Le preguntó por su atuendo. Sólo faltaban los tacones. Irma se los puso sin dejar de hablar con su terapeuta. Tenía lógica seguir los hábitos, salvo que nadie iba a acariciarla. —Confía en tu jefa. Sincérate con ella. Y pídele que decida— le dijo Miss Iron. Irma no estaba convencida. —Es mi... ¿Qué va a pensar? — preguntó indecisa. —Cariño, eso no importa. Piensa como una sumisa, cédele el control. Hablaremos cuando llegues. Repítelo— insistió con voz de hierro Miss Iron. —Soy una sumisa y le cedo el control a Lena— susurró Irma, avergonzada. —Pásale el móvil— ordenó Miss Iron. Sin ganas, Irma lo hizo. Para no escuchar la conversación, se fue al aseo. Se le ocurrió darse un baño. Llevaba un rato adormecida en el agua cuando entró Lena. Irma hubiera deseado taparse, aunque parecía ridículo. —Bien, Irma. No pasa nada porque te vea desnuda. He hablado largo y tendido con tu terapeuta sobre tu situación. Y me plantea un dilema. Me resultas tan bella y me he quedado tan prendada que voy a buscarme a alguien que pueda acompañarte a la vuelta. No quiero incomodarte. Quiero ser sincera. Me enamoré de ti en cuanto llegaste a la empresa, pero nunca he usado mi cargo para seducir a nadie y pronto averigüe que estabas emparejada. Y, naturalmente, no voy a aprovecharme de tu ...