1. Historia del chip 025 - Los nuevos pendientes - Irma 007


    Fecha: 17/10/2017, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... indicando que quería saber cuánto apretaría la pinza. Esta señaló el problema. —Tiene que apretar bastante o se soltarían con el movimiento. Pero quizás te ayuden a mantener la excitación a raya— le explicó Galatea, admirada. Lena se iba a quedar con una verdadera joya. No podía ni imaginarse cómo Irma no la había violado todavía durante ese trayecto. No hizo falta decir nada más. Miraron a cada lado y sólo muy a lo lejos había alguien. Irma se colocó en la postura adecuada con los pechos bien al frente y los codos en la nuca, más para evitar un castigo que por ganas. Galatea sólo acarició levemente los pezones y los lóbulos de las orejas, sabedora de como excitaría esto a Irma antes de soltar la primera pinza. Irma reaccionó bajando algo los brazos y llevando la mano a su lóbulo doblemente dañado. Estaba tan cerca en la nuca que podía parecer algo inevitable. Sin inmutarse, Galatea colocó el segundo artilugio en su lugar. Los pechos volvieron a recibir atenciones antes de que Irma oyese el chasquido. Alguien se acercaba así que las dos comenzaron a andar de nuevo. —Estás perfecta, Irma. No te preocupes por el pequeño fallo. Es comprensible— afirmó Galatea, comprensiva. Irma trató de mantener la sonrisa mientras las bolas tiraban de los lóbulos hacia abajo. Las bolas rojas rozaban los hombros y bamboleaban a un lado y a otro. Al menos quedaban a juego con su tanga rojo, si es que seguía de ese color. Las otras dos bolas parecían tener vida propia y los tirones de cada una de ...
    ... ellas era un martirio por sí mismo. Se despreocupó de sus tetas al aire, su culo expuesto o sus interminables piernas. Bastante tenía con seguir el andar grácil y suelto de Galatea. Recibió un merecido y completo repaso cuando se cruzaron con el hombre que habían vislumbrado a lo lejos y que seguro que había comprendido que las manos de Irma habían estado en la nuca, pero no parecía probable que se fuera a quejar de su suerte pudiendo contemplar el cuerpo a todos los efectos desnudo de una hembra fértil y atractiva. Irma se hubiera arrancado las orejas para terminar con el dolor. A medida que se tranquilizaba sentía como detrás de la nuca, en la parte superior de los pechos y hasta en los pezones, de forma mimética, el dolor aparecía y desaparecía casi con la misma cadencia con que las bolas se dispersaban hacia uno u otro lad. La excitación, que había decrecido, volvía a surgir como el ciclo del dolor alimentando un nuevo bucle de placer inexorablemente. Galatea pareció notar su titubeo. Se dieron un beso de película. Ahí mismo. La playa estaba delante de ellas. El lóbulo izquierdo recibió un pequeño tirón para señalar que no debía de llevar los brazos a la nuca. Mientras Irma agarraba la cintura de Galatea, ésta jugaba con la parte superior de la espalda y el hueco de las orejas de su valiente compañera. Irma, agradecida por las caricias, subyugantes y tranquilizadoras, besó con más aplomo. Su lengua no dejó de estar en el lado de Galatea, dando a entender que no se iba a ...
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