Ahí estaba ella
Fecha: 25/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Ahí estaba ella, acostada de espaldas, con sus ojitos tapados con una funda y sus senos al aire, hermosos como siempre... esperando... Y yo, trémulo de excitación y miedo, viéndola dispuesta a correr la aventura de nuestras vidas, y yo sin saber si estaba realmente seguro de querer lo que seguiría a continuación, pero convencido de que era lo que ambos habíamos planeado... y no había marcha atrás... Todo comenzó como un juego, primero yo buscando cosas nuevas e inesperadas que la excitaran comencé a planear fantasías que pudiéramos compartir, partiendo de las fantasías básicas que he escuchado a otras mujeres y luego ensayándolas en ella para encontrar las cosas que la hicieran excitarse más, poco a poco fuimos encontrando la fantasía que para ambos fuese más excitante... Yo sabía que había llegado la hora, la señal que esperaba se había dado y sólo me detenía mi propia indecisión... lentamente me acerqué a la puerta y la abrí despacio, podía sentir el sudor brotar de mis manos, y mis piernas temblar mientras la miraba a ella, con su boquita entreabierta y sus pezoncitos erguidos esperando... finalmente abrí y me asomé afuera... ahí estaba él... Era un completo desconocido, no podía ser de otra manera, lo encontré en uno de esos bares para mujeres, de buena complexión física, estatura regular y de apariencia agradable, no uno de esos machos que son pura pretensión, sino alguien normal y agradable, el tipo de persona con la que ella pudiera querer tener un desliz y ...
... disfrutarlo, parecido un poco físicamente a alguien que ella en una ocasión me confesó que le parecía muy atractivo, quizá por eso lo elegí entre todos... Él estaba como habíamos acordado sentado en el cofre de mi auto, con una señal le dije que podía entrar y así lo hizo, al cruzar la puerta vi en sus ojos el placer de ver a mi mujer en la cama, al recorrer su hermoso cuerpo con la mirada vi el chispazo del deseo, en ese momento quise que se fuera... pero ella quería que sucediera y yo estaba dispuesto a dárselo... que no le daría yo a esa mujer... En una ocasión anterior yo fallé al proporcionárselo, quizá me dio demasiado miedo, en esa ocasión yo había citado a la misma persona al mismo hotel y me tardé demasiado en abrir, en esa ocasión ella estaba completamente desnuda, le conté lo que tenía preparado y me dio su aprobación, se encontraba boca abajo y con sus bracitos cubriendo su rostro, y al escuchar la puerta abrirse separó al máximo sus muslos y levantó maravillosamente su delicioso trasero... y yo podía ver entre sus piernas el flujo de su líquido mojarla...y no pude hacerlo... Él entró en la habitación y yo cerré la puerta, no podía parar de temblar, después, según lo acordado, le quitó sus zapatos con movimientos sensuales, que ella sintiera el contacto de las manos de un desconocido, luego desabrochó sus pantalones y trató de bajarlos, pero se hizo bolas y no pudo, quizá por la misma excitación que nos embargaba a los tres, entonces lo hice a un lado y yo mismo despojé a mi ...