1. Fuí infiel en mi noche de bodas


    Fecha: 13/11/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... manosear mis senos y mi culo; mi excitación comenzó a desbordarse; César, mi flamante esposo, nunca me había lamido tanto tiempo el trasero, y menos de esa manera, y en realidad me gustaba muchísimo; me sentía una verdadera ramera, y más aún, sabiendo que no era mi maridito el que lo estaba haciendo. Me empezó a encantar la idea de que fuera otro el que me estaba haciendo esa cosa tan rica. Sacó su verga bien parada y la introdujo enterita en mi papaya que ya explotaba de placer, la sacaba y metía con maestría, haciéndome sentir tres orgasmos seguidos. Nunca había sentido esa sensación tan placentera, su reata encajaba perfectamente en mi vagina y rozaba con mi clítoris, lo cual me provocaba un éxtasis indescriptible que nunca lo sentí con mi esposo. Sentí como su esperma quedaba dentro de mi cuerpo, fue delicioso sentir eso. Stefan quedó exhausto, pero yo estaba hecha una verdadera putona, pues empecé a mamarle la verga hasta que se le erectó nuevamente. Seguí chupando esa verga que me había dado tanto placer y la sentí más rica que de la del cornudo de mi marido. Era gruesa y se notaba con más fuerza. ¡Mmm, cómo me gustó sentir su semen dentro de mi boca!, cosa que jamás había hecho con mi esposo, y que tampoco nunca lo hice después de esa vez. ¡Qué rico se resbalaba su semen saladito en mis gruesos labios!, me lo tragué todo. Estaba tan excitada que si en ese momento hubiera llegado otro hombre, me hubiese dejado que entre los dos me cogieran. Volví a mamarle la verga a ...
    ... Stefan, quería verla bien parada, y cuando lo logré, me colocó de espaldas para meterla otra vez por mi cuca. Lentamente sentí como su gruesa verga cuqueaba la entrada de mi culo y poco a poco se iba metiendo más; cuando me la metió toda, comenzó a sacarla y a meterla despacio, y ese mete-saca fue aumentando su velocidad conforme mi ex virgen ano se iba amoldando a su enfurecido garrote. Yo viajaba por las estrellas, me veía envuelta en un ambiente de lujuria y placer desbordante, amaba la orgía en que me había metido… Los orgasmos fueron sucediendo uno tras otro, no sé si fueron quince o más, pero lo que me hizo sentir Stefan fue memorable. Cuando él llegó al orgasmo y sentí nuevamente su leche dentro de mi ardiente culo, me di cuenta que era un perra, la esposa más infiel y más puta del universo, la mesalina de las novias en luna de miel y me sentí orgullosa de ello. Mi amante recuperó las fuerzas y se dedicó a lamer mi ano y mi vagina, su lengua se colaba por donde él quería, lamía mis piernas, me mordía las nalgas, las apretaba fuertemente con sus manos, luego se ocupó de mis senos que chupó y mamó hasta hastiarse; por supuesto, yo me dejé hacer todo lo que quiso. Colocó su verga entre mis senos y comenzó a masturbarse con ellos; al sentir su macanota dura e inmensa, volví a recobrar mi puta personalidad. Me levanté, abrí la puerta del dormitorio, de tal forma que podía ver a mi maridito durmiendo. Acomodé una silla y jalando del brazo a Stefan, lo hice sentar en ella y yo ...