Inmigrante (02)
Fecha: 10/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Grandes Series,
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... dar besos, dando a la vez pequeños toques con la lengua. Poco a poco fue pasando su lengua más tiempo y disminuyendo sus besos, hasta que probó a meterse el glande en la boca. -Así vas bien, pero tienes que metértela entera. Probaba a meterlo y sacarlo, intentando que cada vez entrase un poco más, aguantando arcadas y náuseas. Intentaba chuparla como si fuera un helado, tal y como le había indicado, pero no pasaba de meterse poco más del glande. Cogí su cabeza y la obligué a meterse cada vez más trozo, en sucesivas envestidas. Por fin, entre arcadas y gemidos de asco, le entró hasta más de la mitad. La metía, la dejaba un par de segundos y la volvía a sacar, repitiendo la operación hasta que dejó de tener arcadas, entonces la dejé que continuase sola. -Hmmm, ¡sí!... así, así, sigue así. Lo haces muy bien. ¡¡Trágatela toda!! – Le decía para animarla. Me doblé ligeramente para alcanzar sus pezones y acariciarlos rodeándolos con mi dedo y aprisionándolos. Marisa, que ya venía sobreexcitada, añadía gemidos de placer a los ruidos de succión y hacía que incrementase el ritmo. Yo sentía cómo mi polla llegaba hasta el fondo y la volvía a sacar, como si usase la boca como un coño y se estuviese follando ella misma. De repente detuvo su acción por un momento para sujetarla con su mano por la parte que quedaba fuera y extrajo el resto de su boca hasta que sólo el glande quedó aprisionado entre sus labios y dejando de succionar. Movió su cabeza metiendo y sacando el borde del glande de ...
... su boca, al tiempo que lo recorría con la lengua. Luego se la sacó totalmente, la recorrió varias veces con la lengua en toda su longitud, terminando con besos en la punta que se llevaron el líquido preseminal que salía y volvió a seguir chupando. No era ni de lejos la mejor mamada, pero me estaba dando mucho morbo verla arrodillada ante mí, chupándomela, mientras recordaba las risas de su marido y los otros a mi costa. Solo de pensar que volvería con él y le daría un beso o que se acostaría con él dejando que metiese su polla donde yo me había corrido antes, me llevó al clímax. Sujeté su cabeza para meterla bien adentro y me corrí con ganas, haciéndole tragar hasta la última gota. Fue una magnífica corrida. No solamente por el hecho en sí de correrme, sino por las connotaciones que lo acompañaban. Notaba como salía toda mi leche y como se vertía dentro de su garganta y boca en los intentos que hacía para retirarse y que yo volvía a compensar con más presión sobre su cabeza Cuando la saqué, ignoré la nueva sesión de arcadas, y babas con restos de mi corrida que caían sobre sus pechos y la tomé como si fuese una pluma para depositarla sobre la cama, lanzándome entre sus piernas para comerle el coño con ansia. Náuseas y babas se le calmaron de inmediato. Se puso a gemir y luego a gritar, siendo ella ahora la que presionaba mi cabeza contra su coño, aplastando mi nariz contra su clítoris, mientras mi lengua entraba todo lo que daba de si, a la vez que la agitaba pidiendo que no ...