1. Lo que hubiera sido (Tercera y penúltima parte)


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Infidelidad BDSM Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    Es importante reiterar que lo siguiente no es real y es fruto de un anhelo oculto, aunque demasiado fuerte. Nació, de una serie de sueños que he tenido muy, muy muy a menudo durante los últimos años, combinado con divagaciones, pensamientos y fantasías que me acechan y consumen la mente mucho más tiempo del que quisiera. Si alguno de ustedes gusta comentar, contactarme o regalarme una valoración, se lo agradeceré mucho. Nuevamente, esto va dedicado a Ana y es la penúltima parte de mis desvaríos… Agradezco, queridos lectores, sus contactos y sus valoraciones, así como su paciencia y seguimiento. No pudiera estar más feliz. Les reitero, nuevamente, mi disposición y puerta abierta hacia cualquier contacto. Reciban un cordial saludo y les deseo felices pajas. ******************************* -Por fin, eres mía -Lo he sido desde siempre –me contestó ufana– sólo que ahora es de dominio público -¿También lo es que soy un cornudo y tu una zorra? –pregunté buscando pelea -Eso, mi amor, es –me sonrió maliciosamente– un secreto a voces. -Puta –la insulté para después besarla con pasión. -Cornudo –replicó sonriente cuando tuvo ocasión. Llevaba ya unos minutos penetrándola lentamente. Yo estaba recibiendo un placer infinito al hacerla mía por enésima vez en los pasados días. Bacalar, un poblado paradisiaco del caribe mexicano fue nuestra elección para una fugaz luna de miel. Bueno, decir que era luna de miel no es lo más correcto. Si bien es cierto que el viaje era con toda esa intención, ...
     la realidad era que Elena se embriagó desde que llegamos y, por consiguiente, nos la pasamos cogiendo. Claro, también disfrutamos de las actividades propias del lugar como el snorkel y los bonitos paseos en balsa en la laguna de los 7 colores, además de los deliciosos mariscos, que, dicho sea de paso, contribuyen un poco más a la excitación. Pero, desde aquél jueves que habíamos llegado, cada noche nos embriagábamos y terminábamos jodiendo. Siempre hubo esa química con ella y me fascinaba que siempre estuviera pensando en sexo. Siempre. Más aun, cuando ella misma sabe que, si ingiere alcohol, su calentura aumenta y se deja hacer de todo. Era domingo por la noche y al poco rato terminé por cuarta vez en sus adentros, para caer rendido a su lado. -¿Qué? ¿Ya? –me reclamó y con justa razón. No había durado ni 5 minutos. -Perdona mujer –me disculpé completamente agotado de tanta jodienda. Ella me besó dulcemente en los labios para acomodarse en mi pecho, aún agitado. -Para eso me gustabas –se burló mientras me acariciaba el abdomen, aunque lo más correcto sería decir panza. -Cálmate, si ya llevamos un buen rato cogiendo –le dije– y tú ya te viniste varias veces –le agregué en tono de reclamo. -¿Y? –me dijo incorporándose instantes después. Mi vista se dirigió inmediatamente a sus hermosos pechos. Soy un pervertido.– Quiero más. Hoy no me has dado por el culo –me recordó. Créanme que mi mente siempre está dispuesta. Yo también pienso en sexo todo el tiempo. Siempre. El hecho de que ...
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